Nombre Clave: Adei Barton
Poder: Telepatía
Edad: 17 años
Sexo: Masculino
Tendencia Sexual: Bisexual
Tipo de Elemento: Entrenados
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Descripción Psicológica:
Adei descrito en una frase es “un niño en el cuerpo de un adolescente”. Lo que no es precisamente algo muy fácil de soportar, al menos para los demás; poseedor de un carácter un tanto hiperactivo, curioso y despabilado; siempre se muestra alerta de lo que ocurre a su alrededor. Es un jovencito inteligente y seguro de sí, pero su inmadurez le lleva en ocasiones a tomar decisiones sin pensar mucho en las consecuencias que le traigan.
Tiene un sentido del humor un tanto tétrico, cargado de sarcasmo y de un comportamiento ligeramente orgulloso que no dudará en recalcar los errores de los demás; otra de sus cualidades es el ser posesivo y demandante.
Pese a todo esto, siempre obedecerá una orden, y aunque si bien antes solía cuestionar todo lo que le ordenaban, desde aquel “incidente” en París no lo ha vuelto a hacer.
Por último cabe destacar que no es muy sociable, esto debido a que sólo pone atención a la gente que logra parecerle interesarle.
Descripción Física:
Es un joven de estatura promedio, mide alrededor de un metro setenta, mientras que su peso apenas alcanza los sesenta kilogramos. Debido a su complexión delgada se le marcan las caderas y clavículas por lo que suele usar ropa holgada para ocultarlo aunque le resulta difícil.
Su piel es bastante clara y por lo mismo demasiado delicada ante las inclemencias del clima, aunque su palidez es disminuida gracias a su rubio cabello que enmarca su rostro y por el flequillo que siempre cae sobre su rostro aunque no le estorba a la vista.
Los rasgos que posee son delgados y angulados, guardando aún una expresión infantil, los cuales se ven casi siempre marcados por una expresión facial traviesa y llena de curiosidad; actitud que se refleja en sus ojos miel que siempre están atentos a todo lo que ocurre a su alrededor.
Habilidades:
Su poder es algo que maneja relativamente bien, teniendo facilidad para infiltrarse en su voluntad en los pensamientos ajenos, además de que su rango de alcance es relativamente largo, pues comenzó a entrenar su habilidad a muy temprana edad.
Dentro de habilidades que podrían considerarse comunes destaca su buen manejo de armas blancas, su facilidad para aprender cosas nuevas y el dibujo.
Debilidades:
Si bien ha mostrado una facilidad para controlar su poder, es demasiado frecuente que sufra de fuertes jaquecas tras haberlo utilizado, siendo dolores tan fuertes que pueden dejarle en cama e incluso provocarle náuseas, síntomas que afectan su humor. Hay ocasiones también en las que le llegan pensamientos ajenos de forma involuntaria lo que puede confundirlo, afortunadamente éstas son las menos.
Físicamente no es precisamente fuerte, pero es algo que se compensa con su agilidad.
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Historia:
La vida de Adei se limita a Zion al igual que la de sus compañeros; el pequeño tuvo suerte de comenzar a mostrar sus habilidades a temprana edad, por lo que se libró de ser desechado como muchos otros de los niños que habían sido parte del experimento, aunque por otro lado esto no fue del todo conveniente, pues no tardaron en someterlo a un fuerte entrenamiento que al principio le provocaba un agotamiento mental que se veía reflejado en su salud, comenzando desde los cuatro años a ser dependiente de algunos medicamentos.
Pasó un año para que tuviera un verdadero control de su poder, aunque este distaba mucho de ser total, pues incluso ahora le avergüenza el no poder evitar la llegada de pensamientos ajenos que no desea conocer. Esto le ha traído algunos problemas, no tanto con los demás sino con él mismo pues se pone bastante nervioso de recibir lluvias de ideas ajenas, temiendo incluso que en realidad no todas sean “reales” por decirlo de algún modo, sino que sólo las imagine. Poco a poco fue evolucionando en el manejo de su telepatía, sin embargo eso no implica que sus malestares hayan disminuido, si no que más bien se hizo a la idea de vivir con esa migraña.
Cuando tuvo conocimiento de la misión que se venía no pudo estar más entusiasmado, no tanto por poder usar realmente sus poderes si no por finalmente ver directamente lo que millares de veces había visto en los libros. Y así fue, mientras no recibían órdenes la pasó realmente bien afuera, aunque de cierto modo extrañaba la seguridad que le brindaba el laboratorio de Zion.
Sin embargo cuando apenas comenzaba a acostumbrarse la vida en el exterior llegaron las ordenes para comenzar a buscar a los primeros Elementos. Según lo que tenía entendido todo iba bien, de hecho él estaba completamente convencido de ello, pero un día, sin la más mínima señal de alerta, la misión se vino abajo. No puede decir bien qué fue lo que pasó, sólo recuerda que terminó muy mal herido y que lo llevaban de vuelta al Vaticano.
Tenía intenciones de volverse un cazador, pero al parecer no cumplía con los requisitos necesarios para esa labor, además de que la batalla lo había dejado bastante dañado físicamente.
Anexos: Carga siempre con él un pastillero con medicamentos para la migraña, le encantan los dulces, principalmente las paletas de caramelo y los libros, pues durante mucho tiempo fueron su único contacto con el exterior.