Nombre y Apellido: Lucian Heller
Poder: Fuego
Edad: 21 años
Sexo: Masculino
Tendencia Sexual: homosexual
Oficio: Violinista

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Descripción Psicológica: es una persona de lo más común y normal. No es nadie que resalte por tener algún trauma ni mucho menos, de hecho ha tenido una vida dentro de todo bastante normal. Es alguien muy tranquilo, es muy extraño que pierda los estribos, pues es de muy buen carácter y sonrisa fácil. Es muy positivo, por lo que siempre trata de verle el lado bueno a las cosas, no le gusta quejarse ni escuchar a la gente hacerlo, pues piensa que siempre es posible hacer algo. Por tanto, es dueño de una actitud muy superadora, le gusta imponerse retos y no parar hasta cumplirlos.

Muy curioso a su vez, siempre deseoso de aprender algo nuevo o cuando escucha algo que le llama la atención lo retiene en la memoria para investigarlo después. Sin embargo, todo esto no quita que tenga sus malas pulgas, pues como cualquiera se levanta de mal humor y no hay quién lo aguante. De la misma manera, hacerlo enojar es arruinarse el día, pues no tiene pelos en la lengua al momento de resaltar defectos en los demás, de escupir todo lo que piensa y si es necesario, defenderse con uñas y dientes.

Es inseguro, muy inseguro a decir verdad. No es consciente ni de su aspecto físico ni de lo que es como persona, así que tiene tendencia a ser una persona celosa debido a sus inseguridades bastante arraigadas.

Así también es negador, pero sólo con esos episodios pirotécnicos que tiene a veces. Los niega por completo, de la misma forma en que niega su pasado.

Descripción Física: es un muchacho que siempre lucirá joven y hermoso pese a que los años pasen. Es alguien cuya apariencia es muy angelical y tentadora, pues ciertamente es alguien muy bello. Sus cabellos castaños están desmechados en un corte moderno e irregular, largos hasta la espalda. Su piel, de un suave color trigueño le evita ser alguien pálido pero tampoco da el aspecto de vivir en la playa; su rostro siempre joven y que parece no querer salir de la adolescencia es ciertamente de rasgos extraños pero armónicos, empezando por un par de ojos grises de aspecto rasgado y algo oriental; su nariz, larga y respingada y sus labios carnosos y rojos, tentadores.

Sin embargo, el rostro de niño no lo es todo, pues del cuello para abajo ya es todo un hombre. Su altura roza el 1,70, posee unos hombros bien moldeados por el ejercicio, una espalda de buen porte que radica en una cintura estrecha, un trasero bien formado y unas piernas largas muy esbeltas; su vientre plano y sus brazos delgados no le hacen menos fuerte o de aspecto infantil, de hecho, dista mucho de ser así.
Habilidades: odo un deportista y un buen músico. Si bien se le da bien la natación y el atletismo, le gusta más pasar su tiempo practicando con el violín.

Y por supuesto y aunque lo niegue, está esta nata habilidad con el fuego. Cuando sus emociones lo dominan es que las llamas que tenga cerca reaccionan, o creciendo en tamaño o quizás atrayéndose hacia él, a veces, si lo desea y po mínimos segundos puede comandarlas, pero esto nunca sucede a conciencia y termina quemándose las manos.

Debilidades: Tiene que vendarse el pie para hacer ejercicio pues hace mucho tiempo se quebró y desde entonces no está del todo recuperado. Es muy desinteresado para saber de sus orígenes, podrían solucionarle la vida, pero está negado a ello. Y por supuesto, no sabe manejar su poder y de hecho casi trata de suprimirlo.

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Historia: tenía siete años cuando el Elemento le sacó de su celda y se lo llevó junto al grupo de demás niños especiales. Recuerda todo muy bien, de hecho, aunque siempre lo niega. Desde el momento en que se quitó el collar todo es clarísimo, cada detalle y cada emoción; pero los momentos en que llevaba puesto el artefacto estñan en blanco. Desde la huída hacia atrás no recuerda absoludamente nada, de dónde venían, de qué escapaban, etc.

Luego de quitarse su collar, de subir a la barcaza y navegar un poco, uno de los chicos más mayores le tomó de la mano y saltaron al agua. Sería más difícil que les localizaran si estaban todos juntos. Lucian se marchó con aquel muchacho, y entre largas caminatas, robar comida y pedir aventones, llegaron a Italia.

Jack, al ser mayor que él, consiguió trabajo pronto en un restorán. Lucian se pasaba las horas en el fondo de la cocina, no haciendo más que ver a los demás trabajar y esperando porque si “hermano” terminara el turno. Allí conoció a Gio, un hombre de edad avanzada que comenzó su instrucción al violín para tenerle ocupado con algo.

El chico tenía talento, así que aprendió rápido y se enamoró del sonido de aquel violín. Para cuando cumplió diez años, el dueño del restorán le ofreció el trabajillo de tocar en el lugar. El sueldo no era gran cosa, pero era una ayuda después de todo.

Ni Jack ni él jamás pisaron un colegio, pero tenían a todo tipo de gente trabajando con ellos que les instruían de diferentes maneras. Se mudaron a una pensión donde estaban cómodos y la vida pareció mejorar mucho conforme pasaban los años. No tenían grandes lujos, pero eran felices y estaban juntos.

Sin embargo, a medida que Lucian iba creciendo, adolescente e irascible como cualquiera, comenzaba a tener sentimientos por Jack. Una noche, Jack regresó a casa, pero acompañado por una muchacha. Lucian le plantó cara en ese mismo momento ni siquiera pensando en la locura de su desplante. Discutieron y hasta volaron algunos golpes, y entonces, sin que nadie pudiera preverlo, Lucian hizo que algo explotara. Las hornallas de la cocina habían estado encendidas en pos de cocinar y las llamas que salían de ellas de repente cobraron vida propia y comenzaron a trepar por doquier. A su alrededor en el piso se generaron llamas que arrasaron no sólo con el piso, sino con el edificio entero al no poder contener el incendio… y con Jack. Fueron segundos, segundos de explosión y ardor tan intenso, tan caliente, que todo terminó en pocos minutos.

Desnudo, tembloroso, con quemaduras y confundido, Lucian corrió hacia el restaurante donde trabajaba. Gio, quien le había enseñado a tocar el violín lo auxilió. No le preguntó nada, sólo le dio ropa, dinero y un violín, y le dijo que se marchara. Lucian obedeció.

Vive en Paris desde hace cuatro años. Vive en un cuarto muy sencillo de un conventillo, paga sus cuentas gracias a su talento con el violín, tocando en bares o inclusive en la calle… y olvidando siempre lo que hizo en Italia años atrás, no habiéndose vuelto a repetir un incidente como ese desde entonces.

Anexos: su cuerpo siempre está unos cuantos grados por encima de la temperatura ambiente.

Muy buena ficha, solo se te pedirá acomodar tus habilidades, debilidades e historia acorde a las Restricciones de poder acordadas por la administración y moderación. Esperamos no sea un problema y en cuanto esté solucionado responde aquí para que volvamos a revisar y te sea entregado el rango.

Editado ^^

Ficha Aceptada.
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