Nombre Clave: 'Gianluca Merz'.
Poder: Metamorfosis.
Edad: 7 años.
Sexo: Masculino.
Tendencia Sexual: ---
Tipo de Elemento: Entrenado.
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Descripción Psicológica: La personalidad en esta criatura es casi nula o bien no está completamente desarrollada. Tiene pocas emociones pese a que sus ojitos quisieran demostrar lo contrario. No suele expresarse, y si lo hace, es con una tímida mirada, siempre gacha y oculta bajo sus oscuros cabellos. Es algo perfeccionista pese a su corta edad, fiel a sus metas de superarse día a día. Aunque también, tiene mucho de niño. Es sumamente inocente y obediente. Nunca dirá un ‘no’ por repuesta, mientras reciba una palmadita sobre su cabello acatará todo lo que se le diga sin importar qué.
Un chiquillo inteligente, sigiloso y desconfiado.
Pasivo como atento, podría simular que no está prestando atención, pero sus ojitos y oídos siempre están pendiente de todo. Casi no habla, prefiere no hacerlo por miedo a equivocarse. Estando frente a alguien de nivel superior suele ponerse nervioso; además por defecto su nariz sangra al ser mucha la ‘presión’ que sufre si llega hacer algo mal, por ello siempre lleva un pañuelito consigo para sujetar firmemente evitando que los nervios le jueguen una mala pasada.
No le gusta ser el más pequeño de todos, pero no lo hará notar. En secreto gusta de estar rodeado de juguetes, pese a no saber muy bien cómo utilizarlos.
Descripción Física: A simple vista es un niño cualquiera, pero quien le conoce sabe muy bien que no es así. Gian es comparable con un muñequito de porcelana, ojos enormes y expresivos con pestañas largas, boquita y nariz pequeña, mirada de ángel. Siempre con un colorete adornando sus blancas mejillas y otras partes de su cuerpo. Nada tiene que envidiarle a los muñecos, salvo un poco de color, pues su cabello es completamente azabache y sus ojos de un tono gris oscuro, negros de mostrarse en algún lugar oscuro.
Es de cuerpo delgado y complexión pequeña. Mide a penas 1, 20 cm, mostrándose quizá un poco más joven de la edad que tiene realmente. Su rostro es simplemente dulce, adorable de no ser que no sonríe casi nunca. Es de piel suave, blanca y tersa como la de un bebé. Eso sí, se ve algo pálida de vez en cuando, pues Gian no utiliza prendas con muchos colores, pero pocas veces se anima a vestirse con ropa más ‘normal’.
Habilidades: Aun está en entrenamiento por la edad que tiene y por su condición delicada, Sin embargo ha avanzado mucho más de lo esperado en este último tiempo. Ya no sólo se transforma en animales por un tiempo mayor que antes, sino que logró perfeccionar su transformación en otro ser humano. No es tan duradera como lo habría deseado, pero sí lo suficiente como para pasar desapercibido y escaparse de entre la multitud.
Logró a su vez transformarse en un elemento que controlaba el fuego por más de media hora, la experiencia fue extraña, e incluso creyó ver como una llama era movida por el mismo, detalle que analizará luego.
Debilidades: El frío, no le gusta. Aborrece estar en las habitaciones ‘especiales’ donde el frío es realmente penetrante. Tampoco gusta de las inyecciones ni mucho menos las agujas.
No le agradan las pesadillas, tiene muchas, no entiende el por qué o qué son, pero le asustan. Generalmente grita en las noches hasta que logra calmarse.
Su cuerpo es sumamente frágil y vulnerable como el de cualquier elemento entrenado, pero más que nada por ser un niño, su pielcita se marca con facilidad ante cualquier golpe. Sufre mucho con el tema de su habilidad, tiene que reposar mucho, en especial si se fuerza de más, su cuerpo queda completamente débil
Equivocarse es algo que no se perdona. Suele traerle problemas, lo que menos espera es que su ‘padre’ le regañe por ser ‘mal hijo’. Pero ante tanto intento de perfeccionarse, cae en el error más de una vez, lo que se vuelve una debilidad importante en él.
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Historia: En realidad, no hay mucho que contar de Gianluca. Nació como el resto de los elementos, con la diferencia que es el último de estos. Para llegar a él se necesito la pérdida de varios niños más, siendo el único sobreviviente de una línea aparentemente interminable.
Su vida en sí resultó ser complicada en los primeros años, no se sabía exactamente cuál era su poder, no daba señales de tener alguno. Incluso se le creyó ‘fallido’ y estuvo cercano a ser desechado como el resto. Sin embargo, un día cualquiera Gian tuvo la primera muestra de su poder, nadie supo cómo es que logró sacarla a relucir, posiblemente el miedo que le causaba la idea de ser inútil. Simplemente se había sentido como un perrito asustado, semejante a aquel que siempre acompañaba a una de las investigadoras del laboratorio, un simple y flacucho chihuahua.
La experiencia había resultado ser extraña, pero pareció surgir efecto en aquellos que cuidaban de él. Al parecer acababan de caer en cuenta acerca de su habilidad, le felicitaron e incluso ‘mimaron’ un poco. Gian no comprendió sus gestos, pero se sintió tranquilo al saber que tendría la oportunidad de servir como el resto de los elementos.
Ya luego comenzó a practicar más y más, le trajeron toda clase de animales domésticos para que evolucionara. Inclusive fueron capaces de traerle un puma durante unos días para que lograra cambiar a este. Le costó un poco, pero lo logró. Su meta siguiente fue la de simular el ser alguien más, eso sí que le resultó complicado, incluso tardó un año para tener la forma de un adulto, el problema es que sólo soportaba esa figura por unos escasos segundos.
Con el tiempo perfeccionó su habilidad casi por completo, ya no costaba tanto hacerse pasar por una persona, no luego de haber convivido entre humanos normales durante la temporada de ‘búsqueda’ por el resto de los elementos. Era emocionante saber que podía permanecer camuflado sin que nadie se diera cuenta de su presencia o bien que le confundieran con alguien más. Resultaba hasta divertido, pero lo que nunca hubiera esperado fue aquella batalla en la que se vio envuelto con los demás ¿Una rebelión? No podía creerlo ¿Cómo podían traicionar a su padre así como así? Tuvo la suerte, o bien dicho, la desgracia de no ver como los otros habían visto a Zion, lamentablemente Gian no fue tocado por la verdad y continuó fiel a la organización.
Anexos: Su habitación en el laboratorio está repleta de juguetes, peluches y juegos de ingenio. Posiblemente se rehúse abandonar su ‘hogar’ si no puede llevarse siquiera algún muñeco.
Tiene varias marquitas de jeringas en su brazo derecho que tapa con banditas (si es que logra conseguirlas).
Siempre lleva un pañuelo en su bolsillo por si llega a sangrarle la nariz.
Sufre de constantes anemias, por ello las marcas en su brazo. Le deben inyectar hierro y vitaminas cada cierto tiempo para que no se debilite.
-Aun no es cazador pues resultó bastante herido en la última pelea, pero no puede esperar la hora de salir y recuperar a los traidores de regreso a Zion.